Ictus, embolia, accidente cerebrovascular o apoplejía... cualquiera de estos términos se refiere a una alteración brusca de la circulación de la sangre que llega a nuestro cerebro.
¿Cuáles
son las cifras del ICTUS?
8
de cada 10 casos de daño
cerebral adquirido se
producen a causa de un ICTUS.
Más de 130.000 personas al año sufren ictus en España, siendo la
1ª causa de discapacidad y la 1ª causa de muerte en mujeres.
¿Qué
tipos de Ictus existen?
Ictus
isquémico: Un coágulo que obstruye el paso de la sangre hacia una
parte del cerebro (85% de casos).
Ictus
hemorrágico: Una hemorragia originada por la rotura de un vaso
cerebral (15% casos).
¿Hay
algún tipo de tratamiento?
El
tratamiento neuropsicológico se basa en 5 puntos:
Valoración
cognitiva del enfermo cada 3 meses para controlar la evolución
de su afectación durante los primeros 9 meses de la lesión.
Valoración cognitiva cada 6 meses durante los 10-18 meses tras la
lesión. Valoración cognitiva cada 9 meses a partir de los 18 meses
de la lesión.
Rehabilitación
cognitiva para el afectado para mejorar la capacidad cognitiva.
O en caso de pacientes crónicos, estimulación cognitiva para
mantener y compensar las distintas capacidades cognitivas.
Formación
para los familiares y cuidadores de personas con daño cerebral
adquirido, tipos de daño cerebral, evolución y consecuencias,
manejo conductual y avance científico sobre su rehabilitación.
Grupos
de Apoyo para los cuidadores.
Consultas
individuales sobre tratamientos específicos.
¿Cómo
se previene y cuales son sus causas?
En
esta infografía te doy más detalles sobre el ictus, sus causas y
cómo prevenirlo.
¿Qué significa aceptar el dolor? Aceptar tu dolor no significa que te abandones a tu suerte ni que te conviertas una víctima de la vida. ¡Todo lo contrario! Significa salirte de todas tus fastidiosas y aterradoras historias del pasado y futuro, y alinearte con el punto en donde te encuentras hoy. Significa que te hagas aliado de este día, no su víctima. Significa decir SÍ a cómo te encuentras en este momento, incluso si 'donde te encuentras’ no es lo que habías esperado. Significa estar en contacto profundo con este momento, con este cuerpo y con su potencial para sanar, con el suelo en donde te encuentras parado, con el universo entero mientras danza. Significa admitir que no tienes el control. Significa admitir que no puedes saber cómo lucirá la próxima escena de tu vida. Significa confiar y actuar desde la confianza. Significa aprovechar la creatividad de cada momento; estar abierto a conexiones, soluciones, respuestas, y sí, alegrías completamente inesperadas. ¿Qué ocurre cuando luchamos contra el dolor? Cuando luchas con tu dolor, cuando huyes de él, te conviertes en su víctima, porque le estás permitiendo que tenga poder sobre ti, estás permitiendo que tu alegría se vea disminuida por él. Estás dotando de poder al dolor a través de tu resistencia, a través de tu esfuerzo por deshacerte de él, al tratar de escapar, incluso al intentar 'sanarlo’. Ahí hay violencia. Y como te habrás dado cuenta, tu intento de deshacerte de él, hasta este momento, ha fracasado; tu resistencia no te ha llevado hacia una verdadera cura. Cuando caes en el punto de la aceptación, ves el dolor como un aliado, una guía, un maestro, no una amenaza para tu vida o tu camino. El SÍ es el reclamo, la recuperación de tu poder, no tu pasividad. Estás liberando algo innecesario, sin convertirte en una víctima o tolerar algo que no deseas. JEFF FOSTER
TODOS LOS LIBROS DEL PIR. Este año nos sacamos plaza, mucho ánimo a todos y horas de estudio. Entrad en el enlace y os podréis descargar toda la bibliografía básica que suele entrar en las preguntas de las convocatorias PIR, desde un archivo comprimido de ZIP. https://goo.gl/KLfQyN
Cuando
yo era chico me encantaban los circos y lo que mas me gustaba de los
circos eran los animales. También a mí, como a otros, después me
enteré que me llamaba la atención el elefante.
Durante
la función la enorme bestia hacia despliegue de su peso tamaño y
fuerza descomunal...pero después de su actuación y hasta un rato
antes de volver al escenario el elefante quedaba sujeto solamente por
una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca
clavada en el suelo.
Sin
embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas
enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era
gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar
un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad
arrancar la estaca y huir.
El
misterio es evidente : ¿ Qué lo mantiene entonces ¿Por qué no
huye?
Cuando
tenía cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de
los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a
algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó
que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice
entonces la pregunta obvia :
Si
está amaestrado ¿Por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido
ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio
del elefante y la estaca...y sólo lo recordaba cuando me encontraba
con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace
algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido
lo bastante sabio como para encontrar la respuesta : EL ELEFANTE DEL
CIRCO NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO A UNA ESTACA PARECIDA DESDE
QUE ERA MUY, MUY PEQUEÑO.
Cerré
los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y
sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La
estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió
agotado y que al día siguiente volvió a probar y también al otro y
al que le seguía....Hasta que un día, un terrible día para su
historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa
porque cree - pobre - que NO PUEDE.
El
tiene el registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia
que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha
vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás...jamás....intentó
poner a prueba su fuerza otra vez.
Vivimos
creyendo que un montón de cosas "no podemos" simplemente
porque alguna vez, antes, cuando éramos chiquitos, alguna vez
probamos y no pudimos. Hicimos entonces, lo del elefante : grabamos
en nuestro recuerdo: NO PUEDO....NO PUEDO Y NUNCA PODRE. Hemos
crecido portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y
nunca más lo volvimos a intentar.
Cuando
mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las
cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma : "
NO PUEDO Y NUNCA PODRE " Vivimos condicionados por el recuerdo
de otros, que ya no somos y no pudieron.
Tu
única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento
todo tu corazón.....TODO TU CORAZON".
Jorge
Bucay (Recuentos para Demián)
INDEFENSIÓN
APRENDIDA
¿Qué
es la indefensión aprendida?
La
indefensión aprendida es un tecnicismo que se refiere a la condición
de un ser humano o animal que ha "aprendido" a comportarse
pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que
no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la
situación aversiva, evitando las circunstancias desagradables o
mediante la obtención de recompensas positivas. La teoría de
indefensión aprendida se ha relacionado con depresión clínica y
otros trastornos mentales "resultantes" de la percepción
de ausencia de control sobre el resultado de una situación.
¿Cómo
puedes encontrarte mejor con estos pensamientos?
Hay
muchos métodos para encontrarte mejor, uno podría ser la aceptación
de estos pensamientos, otro podría ser la conciencia de estos
pensamientos, otro sería observar este diálogo interno y también
uno de los métodos puede ser a ver como cambiar los pensamientos que
te hacen estar apresados en la cadena.
¿Cúal
es el método de cambio de pensamientos?
Esto
al ser una habilidad, y como tal se puede aprender. Hay métodos,
como puede ser que comento a continuación mediante tres fases:
Primero,
comprender lo que son los pensamientos automáticos, negativos e
irracionales.
Luego
detectar, identificar y cambiar estos pensamientos automáticos.
La
escucha activa es una técnica y estrategia específica de la
comunicación humana.
Rost la definió como «un término genérico para definir una serie
de comportamientos y actitudes que preparan al receptor a escuchar, a
concentrarse en la persona que habla y a proporcionar respuestas
(feedback)»
Pero,
¿Cómo lo podría hacer?
La
escucha es una habilidad que podemos adquirir con un poco de ganas y
de práctica. Para ayudarte a
mejorar tu comunicación, Elizabeth Bernstein, un valioso resumen de
las fases de una buena escucha activa:
Busca
indicios de que una persona quiere hablar y señala tu disposición
para escuchar. “Cuando mi esposa quiere hablar, cierro la
computadora para mostrar que le estoy dando toda mi atención y así
también evito distraerme con la pantalla.”
Deja
que la otra persona pueda explicar lo que está en su mente.
Reconoce la realidad de sus sentimientos. Este es un paso clave.
Cuando empezamos a reconocer los sentimientos de otras personas,
entonces podremos mejorar nuestra comunicación. Es importarte
recordar que no debemos negar los sentimientos como: ira,
irritación, miedo o repugnancia; en cambio puedes verbalizar el
punto de vista de la otra persona: ¨te sientes aburrido¨,
¨usualmente disfrutas de esto, pero ahora mismo no estás de
humor¨. Este paso es más difícil de lo que parece y requiere de
un poco de entrenamiento. Pero es importantísimo que lo hagamos.
Anima
a la persona a que elabore más lo que está contando, a través de
preguntas abiertas, haciendo ruidos de escucha, sentado de una
forma en que muestres atención o haciendo contacto visual.
Parafrasea
lo que la otra persona esta diciendo, esto te ayudará a
demostrar que entiendes su punto.
Haz
preguntas y escucha para tratar de ayudar a encontrar una posible
solución al problema que la persona te plantea. Pero recuerda,
no te apresures a buscar una solución.
Los expertos dicen que
somos por naturaleza
malos escuchando
Y
¿Qué es lo que podría evitar?
No
distraerse.
No
interrumpir al que habla.
Espera a que la otra persona te dé paso, aunque no estés de acuerdo
con lo que dice.
No
juzgar. Por arte de magia, si no juzgas, empieza a ver que no te
juzgan.
No
ofrecer ayuda o soluciones prematuras.
No
rechazar lo que el otro siente (“Eso no es nada”)
No
contar tu historia cuando el otro necesita hablarte .Recuerda que
nadie escarmienta en cabeza ajena. Además, si te está contando algo
es para que entiendas su problema y, si cuentas tu historia estaréis
centrándoos en la tuya.
No
contraargumentar (“Me siento mal” – “Y yo también”).
Evitar
el “síndrome del experto”, es decir, tener la respuesta
antes de que el otro cuente todo.
No
rechazar las emociones que el otro manifiesta. Las emociones son
reacciones automáticas que frecuentemente se dan en determinadas
circunstancias; pero que no son obligatorias y no las controlamos.
Por eso, decir a una persona que no debería sentir lo que siente
implica un reproche sobre una conducta sobre la que la persona no
tiene control. Hay que tener en cuenta que no está en su mano
modificar ese sentimiento.
No
solucionar el problema. Quien te lo está planteando quiere
compartirlo contigo, pero él (ella) es la responsable de
solucionarlo. Tú solamente puedes escuchar y dar tu opinión.